Las escuelas matan la creatividad

Las escuelas matan la creatividad

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Sir Ken Robinson hace una crítica al sistema educativo desde un punto de vista humorístico y a través de anécdotas de su vida o de personas cercanas. El sistema educativo público de todo el mundo tiene como propósito producir, al fin y al cabo, profesores universitarios, es decir, el objetivo principal de ser educado es ser productor, ser alguien que aporte algo a la sociedad.

La mayoría de las veces se olvida que, los niños ya desde muy  pequeños pueden tener talentos ocultos que ni ellos mismos han descubierto y que la escuela puede llegar a cohibir, a impedir que éstos salgan a la luz. Esto es porque en la educación se busca formar en ciertas cosas, en ciertas materias que se consideran las importantes para ser alguien en el futuro; pero se dejan de lado muchas otras, como las artes, la expresión corporal o la música. En la sociedad en la que vivimos, si un niño dice “quiero ser músico”, los padres y profesores no le animan a que dedique su vida a ello, pensando que no le va a traer ningún éxito, por lo que le enseñan matemáticas e idiomas, asignaturas que le servirán muchísimo en su futuro. La verdad es que en los tiempos que corren la gente no tiene mucha esperanza en encontrar siquiera trabajo después de estudiar, pues mucho menos de dedicarse a aquello que verdaderamente les gusta. Pero esto no implica que tengamos que dejar de lado nuestra vocación, nuestras aficiones; que no podamos desarrollar aquello para lo que quizás estamos hechos, ante todo debemos pensar que haciendo lo que nos hace felices, aunque no se nos eduque especialmente para ello, contribuiremos a un mundo mejor, lejos del simple capitalismo y consumismo. Está claro que se debe formar, culturizar, para mejorar y aprender pero no todo está basado en llegar a ser alguien importante y en “matarse” a estudiar para ello.